Desde Jérez; nuestro vecino pueblo de Lanteira, coronado por el Morreón de San Juan y cubierto con su nuevo manto, con el cual nos deleita año tras año. ¿Te animas a visitarlo?
Pulsa el enlace para ver la entrada con música.
A primera hora de la mañana dejo el coche en la entrada del pueblo y me dirijo a recorrer el campo de lanteira. Hace un poco de fresco, pero andar a estas horas de la mañana es una auténtica delicia.
Campos verdes cubiertos de almendros en flor y como fondo; Sierra Nevada, el Picón, los Miraores y la luna sobre estos.
El curioso "hacho"; el plástico azul que hay colgado en el almendro de la izquierda, (antes un manojo de matas secas atado en la punta de un palo, clavado en la tierra). Esto es una señal para que no entre el ganado a comerse el pasto. Señal que es respetada por todos los pastores.
Este hermoso regalo lo explica una historia de amor de la mitología griega.
Según esta historia, Fílide, princesa de Tracia, se enamoró de un joven combatiente de la guerra de Troya llamado Acamante. Ella iba todos los días a la costa esperando encontrar el barco de su amado. Pero el barco no llegaba y la princesa murió de tristeza.
Entonces la diosa Atenea convirtió su cuerpo en un almendro. Al día siguiente, cuando llegó el joven Acamante, solo pudo acariciar la corteza del árbol.
El amor de la princesa Fílide, que ya era un almendro, respondió a Acamante floreciendo de repente, sin echar hojas.
Es difícil pasar desapercibido y no llevarse esta imagen de un pequeño grupo de trigueros en la copa de los almendros, con su canto inconfundible anunciándonos la eminente llegada de primavera.
Dejo los almendros y me dirijo a las minas de Alquife, que sin llegar a ellas, me encuentro con el conocido camino Mozárabe que nos llevará al Berral.
Si vas haciendo el camino Mozárabe en primavera, una parada y una pequeña visita a los almendros de Lanteira que los tienes muy cerca, merecerá la pena.
Empezamos la bajada, sin perder de vista el pueblo de Jérez del Marquesado
.
Cortijo Córdoba,el que dejamos atrás para adentrarnos en terreno de Jérez.
Un pequeño descanso bajo el almendro donde me siento vigilada por la majestuosa águila real, que ante la proximidad de su nido no me pierde de vista.
Cautelosamente se posa en el almendro, no dejándome de observar.
Abandono el Berral y me subo por la cuesta de los viñateros, hacia la zona llamada los campos.
Y por el camino del Castañar termina esta salida en el pueblo de Jérez, precioso recorrido para hacerlo en una mañana de primavera.
Dije al almendro: ¡Háblame de Dios! Y el almendro floreció.
Increible!
ResponderEliminarVaya calidad de imagen y vaya fotos, pero sobretodo vaya paisajes
Lo vi compartido en facebook por un paisano. y son increibles las fotos
maravillosas!
Estas cosas de la informática que no me deja responder a los comentarios y no se el motivo.
EliminarUn nuevo intento para decirte k me alegro que te guste y que muchas gracias por tu comentario.